Marcus Zulian Teixeira*
Ya en
Grecia antigua, Hipócrates enseñaba dos abordajes en el tratamiento de las
enfermedades: el principio de los contrarios y el principio de los semejantes.
El tratamiento basado en el principio de los contrarios utiliza medicamentos
con acción contraria o paliativa (“anti”) de los síntomas de la enfermedad
(p.ej., antiinflamatorios, antiácidos, antidepresivos, etc.). Éste es el
principal abordaje utilizado por la medicina convencional, también conocida
como “alopatía”. El tratamiento según el principio de los semejantes es
utilizado por la homeopatía y utiliza medicamentos que producen síntomas
similares (“homeo”) a los de la enfermedades (p.ej., café produce insomnio y es
utilizado homeopáticamente para tratar el insomnio, camomila produce cólicos y
es utilizada homeopáticamente para tratar cólicos, belladona produce fiebre y
es utilizado homeopáticamente para tratar cuadros febriles, etc.).
Cuando
formuló originalmente la homeopatía, en 1796, Samuel Hahnemann basó este
principio terapéutico en observaciones cuidadosas de los fármacos
contemporáneos en el organismo humano y postuló un “mecanismo de la acción de
los fármacos” universal:
“Todo agente que
actúa sobre la vitalidad, todo medicamento, modifica más o menos fuerza vital y
produce una cierta alteración en la salud del individuo durante un período más
o menos largo. Ésta es denominada acción
primaria. […] Nuestra fuerza vital intenta oponerle su propia energía a esa
acción. Esta acción de resistencia es una propiedad, en efecto, una acción
automática de nuestro poder conservador de la vida conocida como acción
secundaria o contra-reacción.” (Organon
de la medicina, parágrafo 63)
Con el fin de ilustrar ese fenómeno natural, Hahnemann listó las acciones primarias de los medicamentos utilizados en su época y que
promovían alteraciones en los diversos sistemas del organismo humano, junto con
la acción secundaria del organismo
(reacción vital o fuerza de conservación). La acción de esta última
neutraliza los trastornos primarios producidos por los fármacos con el fin de
mantener el equilibrio del medio interno, o homeostasis:
“[...] Vivacidad excesiva aparece después de usar café fuerte (acción
primaria), pero pereza y somnolencia permanecen mucho tiempo después (reacción,
acción secundaria) a menos que vuelvan a ser removidas brevemente ingiriendo
café fresco (paliativo). Después del profundo sueño estuporoso causado por opio
(acción primaria), la noche siguiente será todavía más insomne (reacción,
acción secundaria). Después de la constipación producida por opio (acción
primaria) sobreviene diarrea (acción secundaria); y después de una purga con
medicamentos que irritan el intestino, sobreviene constipación de varios días
de duración. Y así, de manera semejante, después de la acción primaria de un
medicamento en grandes dosis siempre aparece una gran alteración en la salud de
una persona sana exactamente opuesto, cuando como ha sido observado una tal
cosa realmente existe, provocada por nuestra fuerza vital en su acción
secundaria.” (Organon de la medicina,
parágrafo 65)
Basado
en este postulado o “ley natural”, la homeopatía utiliza la acción secundaria
del organismo como reacción terapéutica y le prescribe a los enfermos
aquellos medicamentos que producen síntomas semejantes a los trastornos que
ellos mismos causan (principio de semejanza terapéutica), así estimula al
organismo a reaccionar en contra de su propia enfermedad.
Aunque
poco divulgada por la farmacología, pues atenta contra el tratamiento
convencional, esta misma acción secundaria o reacción
homeostática del organismo ha sido observada al usar varios tipos de
fármacos modernos paliativos (antipáticos o enantiopáticos) como efecto
rebote o reacción paradojal del organismo. Hemos estudiado
sistemáticamente el efecto rebote de los fármacos modernos durante la última
década y así pudimos confirmar mediante evidencias científicas tanto el
postulado de Hahnemann (la acción
primaria de un fármaco es seguida por la acción secundaria y opuesta del organismo) como el principio
homeopático de curación [1-9].
Como
ejemplo: fármacos clásicamente utilizados en el tratamiento de la angina de pecho
(β-bloqueantes, bloqueantes de los canales de calcio, nitratos, etc.) que son
benéficos en su efecto primario (anti-angina) pueden provocar un aumento
paradojal de la frecuencia e intensidad del dolor torácico cuando las dosis son
suspendidas o tomadas de modo irregular, y a veces resistentes a toda medida
terapéutica. Fármacos utilizados en el tratamiento de la hipertensión arterial (agonistas α-2, β-bloqueadores, inhibidores ACE,
inhibidores MAO, nitratos, nitroprusiato sódico, hidralacina, etc.) pueden
provocar hipertensión arterial rebote como reacción del organismo al estímulo
primario; fármacos antiarrítmicos
(adenosina, amiodarona, β-bloqueantes, bloqueantes de los canales de calcio,
disopiramida, fleicanida, lidocaína, mexiletina, moricizina, procainamida,
quinidina, digital, etc.) pueden provocar una exacerbación rebote de las
arritmias ventriculares basales cuando se suspende el tratamiento. Fármacos anticoagulantes (argatroban, bezafibrato,
heparina, salicilatos, warfarina, clopidogrel, etc.), utilizados debido a su
efecto primario en la profilaxis de la trombosis, pueden provocar
complicaciones trombóticas como reacción paradojal del organismo.
Con respecto a psicofármacos como ansiolíticos (barbitúricos,
benzodiacepinas, carbamatos, etc.), hipnótico-sedantes
(barbitúricos, benzodiacepinas, morfina, prometacina, zopiclona, etc.), estimulantes del sistema nervioso central
(amfetaminas, cafeína, cocaína, mazindol, metilfenidato, etc.), antidepresivos (tricíclicos, inhibidores
MAO, inhibidores de la recaptación de serotonina, etc.)
o antipsicóticos (clozapina, fenotiazinas,
haloperidol, pimozida, etc.), la reacción paradojal del organismo puede ser
observada junto a la tentativa de mantener la homeostasis orgánica y así
provoca la aparición de síntomas contrarios a los esperados en función de su
uso terapéutico primario, que consiguientemente empeoran el cuadro clínico
inicial.
Los fármacos con acción primaria antiinflamatoria (corticoides, ibuprofeno,
indometacina, paracetamol, salicilatos, etc.) pueden desencadenar reacciones
paradojales del organismo que aumentan la inflamación y la concentración de sus
mediadores plasmáticos. Los fármacos con acción primaria analgésica (cafeína, bloqueadores de los canales de calcio,
clonidina, ergotamina, metisergida, opiáceos, salicilatos, etc.) pueden
provocar marcada hiperalgesia como efecto rebote. Los diuréticos (furosemida, torasemida, triamtereno, etc.), utilizados
enantiopáticamente para disminuir el volumen plasmático (edema, hipertensión
arterial insuficiencia cardíaca congestiva, etc.) pueden provocar retención
rebote de sodio y potasio y consecuentemente aumentan el volumen plasmático
basal. Fármacos primariamente utilizados como anti-dispépticos (antiácidos, antagonistas H2,
misoprostol, sucralfato, inhibidores de la bomba de protones, etc.) en el
tratamiento de gastritis y úlcera gastroduodenal pueden provocar, después de la
disminución primaria de la acidez, aumento rebote de la producción gástrica de
ácido clorhídrico, llevando eventualmente a la perforación de úlceras
gastroduodenales crónicas. Los broncodilatadores
(adrenérgicos, cromoglicato sódico, epinefrina, ipratropio, nedocromil, salmeterol,
formoterol, etc.) utilizados en el tratamiento del asma bronquial pueden
empeorar la broncoconstricción como respuesta paradojal del organismo a la
suspensión del tratamiento. Etc.
Aunque el efecto rebote o reacción paradojal del organismo
generalmente sucede en un pequeño número de personas en función de sus
características idiosincrásicas, sus efectos pueden ser muy importantes (en
intensidad y duración) lo que brinda mayor justificación a su uso homeopático.
Admitiendo que la premisa principal del tratamiento
homeopático es el uso de medicamentos que producen síntomas similares a los de la
enfermedad que se desea curar, se puede emplear toda clase de
medicamentos, naturales o sintéticos, en dosis ponderales o infinitesimales,
siempre que se observe el principio de similitud. Consecuentemente, los
fármacos “alopáticos” también pueden ser utilizados según el principio de
semejanza terapéutica cuando los efectos
de su acción primaria (terapéuticos, adversos y colaterales) son similares a
los síntomas del paciente. De esta manera, aprovechamos el efecto rebote de
los fármacos modernos con el fin de curar.
Ejemplificando esta posible indicación alternativa [10]
de innúmeras clases de fármacos modernos según el principio homeopático,
decenas de fármacos que aumentan la presión arterial en su efecto primario
(adalimumab, ciclosporina, dopamina, antiinflamatorios, etc.) pueden ser usados
homeopáticamente para tratar la hipertensión arterial, puesto que los demás efectos patogénicos de la droga muestran similitud
con la individualidad del paciente. Fármacos que aumentan la glucemia
(amprenavir, corticotropina, diazóxido, estrógenos, etc.) pueden ser utilizados
homeopáticamente para tratar hiperglucemia/diabetes. Fármacos que producen
inmunosupresión (ciclosporina, corticoides, inmunosupresores, etc.) pueden ser
utilizados para estimular el sistema inmune en pacientes inmunodeprimidos.
Fármacos que producen alteraciones en la atención/concentración (amantadina,
interferones, topiramato, etc.) pueden ser utilizados para mejorar el trastorno
por déficit de atención en niños. Etc.
Basados en la premisa de Hahnemann, desde 2003 hemos
propuesto sistemáticamente emplear los fármacos modernos según el principio
homeopático de curación [11,12]. Este proyecto está detalladamente descripto en
dos artículos recientemente publicados en los periódicos científicos Homeopathy
[13], International Journal of High Dilution Research [14] y Revista
de Homeopatia (APH) [15], donde también se indican sus bases en los
principios homeopáticos.
Para aplicar esta propuesta en la práctica,
compilamos una Materia Médica Homeopática de Fármacos Modernos que incluye
todos los efectos primarios (terapéuticos, adversos y colaterales) de 1.250
fármacos “alopáticos” tal como descriptos en la Farmacopea de los Estados
Unidos (The United States Pharmacopeia Dispensing
Information - USP DI, 2004), siguiendo la distribución de capítulos de la materia médica
homeopática tradicional.
Para
facilitar la selección del medicamento homeopático individualizado (similar a la
totalidad de síntomas del paciente), que es el requisito esencial para la seguridad y éxito terapéutico de
lo tratamiento homeopático, el paso siguiente consistió en elaborar un Repertorio
Homeopático de Fármacos Modernos, donde los síntomas y sus medicamentos
correspondientes están organizados de modo análogo al repertorio homeopático
clásico.
Intitulado
Nuevos
Medicamentos Homeopáticos: Uso de Fármacos Modernos según el Principio de
Semejanza, este proyecto comprende tres partes: (1) Fundamentación
Científica del Principio de Semejanza en la Farmacología Moderna; (2) Materia
Médica Homeopática de Fármacos Modernos; y (3) Repertorio Homeopático de
Fármacos Modernos.
Para
facilitar acceso global a este proyecto, los tres trabajos, que cubren millares
de páginas, están disponibles en un sitio web bilingüe (inglés y portugués).
Este sitio es fácilmente accesible y gratuito, basta registrar nombre,
profesión y dirección de correo electrónico para recibir la contraseña. De esta
manera, el protocolo podrá ser analizado y utilizado por homeópatas de todo el
mundo:
Para que este método se transforme en rutina homeopática, es necesario
que la comunidad homeopática se nuclee alrededor de este proyecto: los médicos
para aplicarlo en su praxis clínica y describir los resultados (reportes de
casos), los farmacéuticos para preparar los medicamentos homeopáticos
correspondientes y los investigadores para diseñar protocolos de investigación.
Referencias Bibliográficas:
1) Teixeira
MZ. Semelhante cura semelhante: o princípio de cura homeopático fundamentado
pela racionalidade médica e científica. São Paulo: Editorial Petrus, 1998. Disponible en: http://pesquisa.bvs.br/regional/resources/hom-8932.
2) Teixeira MZ. Similitude in modern pharmacology.
British Homeopathic Journal. 1999; 88(3): 112-20. Disponible
en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10449051.
3) Teixeira MZ. Evidence of the principle of similitude in modern
fatal iatrogenic events. Homeopathy. 2006; 95(4): 229-236. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17015194.
4) Teixeira MZ. NSAIDs, Myocardial infarction, rebound
effect and similitude. Homeopathy. 2007; 96(1): 67-68. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17227752.
5) Teixeira MZ. Bronchodilators, fatal asthma, rebound
effect and similitude. Homeopathy. 2007; 96(2): 135-137. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17437943.
6) Teixeira MZ. Antidepressants, suicidality and
rebound effect: evidence of similitude? Homeopathy. 2009; 98(2): 114-121. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19358965.
7) Teixeira MZ. Statins withdrawal, vascular
complications, rebound effect and similitude. Homeopathy. 2010; 99(4): 255-262.
Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20970095.
8) Teixeira MZ. Rebound acid hypersecretion after
withdrawal of gastric acid suppressing drugs: new evidence of similitude. Homeopathy.
2011; 100(3): 148-156. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21784332.
9) Teixeira MZ. Antiresorptive drugs (bisphosphonates),
atypical fractures and rebound effect: new evidence of similitude.
Homeopathy. 2012; 101(4):
231-242. Disponible
en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23089219.
10) Ministério
da Saúde. Agencia Nacional de Vigilância Sanitária. Institucional,
Medicamentos, Registro de Medicamentos. Como
a Anvisa vê o uso off label de medicamentos. Brasília, 23 de maio de
2005. Disponible en: http://www.anvisa.gov.br/medicamentos/registro/registro_offlabel.htm#.
11) Teixeira MZ. Homeopathic use of modern medicines:
utilisation of the curative rebound effect. Medical Hypotheses. 2003; 60(2): 276-283. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12606247.
12)
Teixeira MZ. 'Paradoxical strategy for treating chronic diseases':
a therapeutic model used in homeopathy for more than two centuries. Homeopathy.
2005; 94(4): 265-266. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16226210.
13) Teixeira MZ. New homeopathic medicines: use of
modern drugs according to the principle of similitude. Homeopathy. 2011;
100(4): 244-252. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21962199.
14) Teixeira MZ. Homeopathic use of modern drugs: therapeutic
application of the organism paradoxical reaction or rebound effect.
International Journal of High Dilution Research. 2011; 10(37): 338-352. Disponible en: http://www.feg.unesp.br/~ojs/index.php/ijhdr/article/view/456/542.
15)
Teixeira MZ. Novos medicamentos homeopáticos: uso dos fármacos modernos segundo
o princípio da similitude. Revista de Homeopatia (APH). 2012; 75(1-2): 36-53. Disponible em:
http://www.aph.org.br/revista/index.php/aph/article/view/241/314.
* Médico Homeópata, Ph.D., investigador y profesor de medicina
homeopática en la Faculdade de Medicina da Universidade de São Paulo (FMUSP) / marcus@homeozulian.med.br / www.homeozulian.med.br
/ www.fm.usp.br/homeopatia
/ www.nuevosmedicamentoshomeopaticos.com
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